jueves, 4 de agosto de 2011

El tren solo pasa una vez.

Esta entrada no tendrá un tema específico, simplemente quiero hablar de eso, de esas oportunidades que solo se nos ofrecen una vez en la vida. Hay personas que los cogen y los aprovechan, pero hay otras que lo dejan pasar pensando que más tarde pasaría otro al mismo destino.

Un día se te presenta la oportunidad de tu vida, es lo que deseas, lo que tanto ansias y lo que has esperado muchísimo tiempo... Estás deseoso de poder hacerlo (tenerlo, disfrutarlo...), pero en la ocasión inoportuna te echas atrás y ves como nada tiene sentido, o al menos en ese instante. Te das cuenta de que es lo que siempre has deseado, y con lo que serías feliz, pero es tan grande el sentimiento hacia ello que te echas atrás en el momento inoportuno. Ese momento es del que más tarde nos arrepentimos. 

Dicen que necesitas la ausencia para valorar la presencia, o que ignoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, o incluso que las oportunidades se ven más grandes cuando se can que cuando vienen; son múltiples frases que he podido recoger, y de las que estoy profundamente de acuerdo. He hecho tantas gilipolleces en vida que he podido darme cuenta de todo lo que he perdido por "miedo a la victoria". Sí, no sé si alguna vez halláis sentido ese gran/mal momento de saber que todo lo que quieres lo tienes a un paso y que tan solo te falta coger ese tren para que te lleve directo a él. 

Se me ha escapado tantas veces, he sido tantas veces esa cobarde para conseguir lo que quiero en todos los aspectos de mi vida... Que hoy por hoy no sé cuando llegue el próximo tren hacia un sitio/persona/cosa que me haga feliz. Pero es miedo, miedo a que el impulso de rechazar un nuevo tren vuelva a aparecer. Tan solo puedo dar un consejo, y es que jamás debes de rechazar un tren que te lleva directo a la felicidad que tanto esperabas, ni cerrar una puerta, ni siquiera esperar un segundo. Si sabes lo que quieres, déjate llevar.


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Si de una cosa estoy segura, es de que lo importante de la vida es tener alguien a quién amar, algo en lo que pensar, personas con las que reír y llorar; pero sobretodo, nos necesitamos a nosotros mismos.