Si hago locuras, será por un buen motivo en este mundo que intenta comermos y que termina atragantándonos cuando decidimos respirar. Donde los kilómetros son números
y los números, amuletos. En el que tantos besos se roban, porque preferimos hacerlo y pedir perdón que pedir permiso y no hacer nada. En el cual nos enseñan como no se debe querer, pero bendita forma de hacerlo. Si por alguna adversidad, existe una despedida,
las queremos con beso y adiós; lo infame es que la mayoría de las veces, el beso lo guardamos y el adiós lo perdemos. Y sí, nos encanta marcar como punto y final lo que era un seguido y convertir un paréntesis en suspensivos.
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